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domingo, 14 de febrero de 2016

¿Es lo mismo reciclable que sostenible?


¿Es lo mismo reciclable que sostenible?


Ambos son conceptos muy actuales que, en ocasiones, se nos presentan como sinónimos en el lenguaje coloquial o en la publicidad.

Todos aceptamos que se llame “verde” a un material o a un producto que, evidentemente, no es de ese color, pero todos sabemos más o menos qué significado hay detrás de ese concepto. Sin embargo, probablemente no todos estemos de acuerdo en cuando podemos emplear el concepto “sostenible” y mucho menos el calificativo de “reciclable”.

Como consumidores estamos sometidos a un permanente bombardeo de conceptos que pretenden orientar de una manera determinada nuestras decisiones de compra y por ello es importante que sepamos ver qué se esconde tras estas solemnes declaraciones.

Y voy a poner un ejemplo que parece en principio una paradoja: ¿Cuántos estaríamos de acuerdo en que hay productos que son “reciclables” pero que no son “sostenibles”?

La Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro de 1992 acuñó la definición contenida en el informe de la Comisión Brundlandt, encabezada por la primera ministra noruega del mismo nombre, que había recibido el encargo de la ONU de redactar un primer informe:

Se llama desarrollo sostenible a aquél desarrollo que es capaz de satisfacer las necesidades actuales sin comprometer los recursos y posibilidades de las futuras generaciones.

Intuitivamente una actividad sostenible es aquella que se puede mantener. Por ejemplo, cortar árboles de un bosque asegurando la repoblación es una actividad sostenible. Por contra, consumir petróleo NO es sostenible con los conocimientos actuales, ya que no se conoce ningún sistema para crear petróleo a partir de la biomasa. Hoy sabemos que una buena parte de las actividades humanas no son sostenibles a medio y largo plazo, tal y como hoy están planteadas.

Por otra parte, si oímos decir que un producto es 100% reciclable muchas veces quiere decir sólo eso: que se podría reciclar, que se podría transformar en otro producto con alguna utilidad. Pero NO quiere decir que, de hecho, se haga. En efecto, es frecuente que se conozca el método para reciclar un determinado producto pero que su elevado coste lo desaconseje desde un punto de vista económico, y por ello no se haga. La mayoría de los plásticos pueden ser reciclados pero los sub-productos obtenidos no tienen ningún valor y solo la presión de las autoridades consigue que efectivamente se reciclen. Una regla muy práctica consiste en averiguar cuál es el precio del material reciclado en comparación con el del material virgen. Si el reciclado cuesta más que el material virgen, como ocurre con el PVC, y el producto obtenido es de inferior calidad y se degrada con la luz solar, muy probablemente solo se reciclará por mandato legal o bajo amenaza de sanciones.

Además, si la materia prima de la que procede el producto es un recurso fósil, como es el petróleo en el caso del PVC, que no se repone, que se agota, el producto no es sostenible, no contribuye a lo que se conoce por desarrollo sostenible.

Sin embargo, los metales usados (chatarras), y muy especialmente el aluminio, tienen un gran valor económico porque su reciclado es fácil y barato porque requiere tan solo un 5% de la energía que se empleó en su primera fabricación, permitiendo obtener indefinidamente el mismo producto original. De hecho, el 70% de todo el aluminio que se ha fabricado en el mundo en sus poco más de 100 años de existencia sigue estando en uso.

Por todo ello es por lo que podemos decir sin miedo a equivocarnos que el aluminio es 100% reciclable, que se recicla efectivamente y que es un material totalmente sostenible.
LA SOSTENIBILIDAD DE LAS VENTANAS

Madera: La madera no se recicla, no se puede volver a fabricar una ventana con madera reciclada, sin embargo, si la madera procede de bosques bien gestionados, puede considerarse un recurso inagotable: Podemos plantar más árboles para obtener más madera. Fabricar ventanas de madera puede ser sostenible.

Aluminio: El aluminio es relativamente muy abundante en la corteza terrestre, según la mayoría de estimaciones puede llegar a suponer un 8% de la misma, es un recurso prácticamente inagotable, pero es que, además, es 100% reciclable y puede reciclarse indefinidamente para obtener los mismos productos: Se calcula que el 70% de todo el aluminio fabricado por la humanidad desde que se descubrió este metal a finales del siglo XIX, sigue estando en uso. Y su reciclaje es eficiente desde el punto de vista económico y medioambiental. Fabricar ventanas de aluminio también puede ser sostenible.

PVC: El petróleo, ingrediente imprescindible del policloruro de vinilo (PVC), es, por el contrario, un recurso limitado. Las estimaciones más optimistas nos dicen que el planeta Tierra tiene reservas de petróleo para 50/55 años. Y no hay más. Además, el petróleo no se recicla: no podemos volver a obtener petróleo de los residuos de petróleo. Llegará un momento en que no se pueda obtener más PVC, por lo que la fabricación de ventanas de este material, que hoy es claramente insostenible, llegará a será imposible.

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